Mi espalda no termina de estar bien, y sigo sin aguantar
demasiado caminando. Al final nos vamos con una silla de ruedas, ya que es la
única manera de poder pasar mucho tiempo fuera, sin condicionar a cada rato
nuestras excursiones a mi estado físico.
Somos conscientes de que Egipto no es el mejor
lugar para ir en la silla, pero será un apoyo cuando podamos necesitarla.
Hoy terminamos de hacer las maletas, en unas
horas volamos, y siempre quedan un montón de cosas para el último momento. Además
Cristi, y Bea con Ismael, vienen a despedirse de nosotros, nos hacemos unas
fotos juntos, tomamos unas cañas y brindamos con sidra. Yo me pruebo el
turbante para pasar desapercibido en Egipto, aunque con la silla de ruedas y
esté equipo que llevo será difícil.
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