No
hemos parado más de media hora para comer, y una furgoneta nos espera para
llevarnos al desierto, que está a menos de 15 minutos de nuestro hotel. Allí un
montón de QUADS y BOOGUIES permiten a los turistas adentrarse en el desierto, y
nos ponemos las gafas y la palestina de regalo, y como si iniciásemos el Paris
– Dakar seguimos a una hilera de vehículos. Inma y Luna delante, Saúl y yo
detrás en un QUAD a toda máquina…
Poco después dejamos los QUADS, y cogemos un
BOOGUIE familiar, está vez nos perdemos en una parada, por intentar dejar
conducir a Saúl, buscamos el rastro del grupo en solitario con nuestro “carro
del desierto”, y al poco tiempo nos encuentra un guía montado en su QUAD.
La
aventura toca a su fin y nos conduce a un terrario, en el que además de una
gran tortuga, vemos y tocamos alguna serpiente de tremendo tamaño…
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