Después
de una navegación de 8 horas por el Nilo, saboreando el paisaje del desierto
que nos ofrece el horizonte, más allá de la orilla fértil del río, y poco
después de nuestra comida a bordo, llegamos a la impresionante ciudad de Luxor.
El puerto está un poco retirado del centro, y el ambiente al desembarcar es
tranquilo. Enseguida encontramos un taxi, con el que negociamos el recorrido
turístico para poder visitar Carnak temple, y Luxor Temple. Quizás los más
impresionantes mausoleos que pueden verse en Egipto.
Hoy me
decidí a caminar sin la silla, pero pronto la echo de menos. Igualmente
con mi silla-periódico disfruto de la
grandeza de estas obras arquitectónicas que tienen miles de años de historia en
cada piedra. Escuchamos las explicaciones del guía español, que nos habla de
dinastías de emperadores, y dioses. Cada pared y cada columna es un libro
abierto con signos jeroglíficos, que aún sin saber interpretarlos, nos transmiten belleza y profundidad
histórica.
Cansados
por la cantidad de información recibida, y lo imponente de las edificaciones,
volvemos al barco, Saúl y Luna se quedan allí, y nosotros aún salimos a dar una
vuelta con el taxista, hasta la hora de cenar. Vemos el ambiente de la ciudad
por la noche, un gran mercado abierto a cualquier hora. Buscamos un ciber-té, y
por fin puedo publicar en el blog, lo que llevaba ya escrito, un vistazo al
correo, y volvemos a nuestro barco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario