Esta
parada en el camino, se hace para visitar el templo dedicado al Dios Sobek, un
hombre con cabeza de cocodrilo. El barco para ya anocheciendo a menos de 400 m
del templo, y aunque la mayor parte del pasaje hace una visita guiada, nosotros
salimos por nuestra cuenta.
Columnas
y paredes grabadas con símbolos egipcios, que nos hablan de la historia de
estas tierras hace miles de años. Además un espacio dedicado al cocodrilo en el
que vemos ejemplares de impresionante tamaño momificados, junto a esculturas y
objetos relacionados con la veneración a este animal.
La
parte complicada del recorrido es sortear en silla de ruedas a vendedores de
pulseras y collares que nos asaltan desde la salida del barco, hasta nuestro
regreso. Los escarabajos de la suerte, junto con todo tipo de atuendos egipcios
se nos ofrecen por montones de niños y jóvenes, que ávidos de turistas tienen
en este recorrido su única oportunidad de conseguir unas monedas. El acoso es
entre agobiante y divertido, una oportunidad más de comprobar que difícil y
diferente es la vida en esta parte del mundo.
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