27 de diciembre:
Hurghada es un espejismo, un oasis en el desierto preparado para el turismo. Colonizado por los rusos y los ucranianos, que han visto en este lugar un perfecto lugar de inversión, donde escapar de los treinta grados bajo cero que padecen sus compatriotas menos afortunados. Aquí como en otros lugares del mundo, conviven la miseria con la opulencia, y del paraíso marino y los hoteles del “all included” volvemos a El Cairo, una ciudad contaminada y masificada en poco más de una hora de vuelo.
Hurghada es un espejismo, un oasis en el desierto preparado para el turismo. Colonizado por los rusos y los ucranianos, que han visto en este lugar un perfecto lugar de inversión, donde escapar de los treinta grados bajo cero que padecen sus compatriotas menos afortunados. Aquí como en otros lugares del mundo, conviven la miseria con la opulencia, y del paraíso marino y los hoteles del “all included” volvemos a El Cairo, una ciudad contaminada y masificada en poco más de una hora de vuelo.
Al salir del avión, una desagradable sorpresa, han roto la
silla de ruedas. Nada grave pero el reposapiés está partido, y nos toca poner
la oportuna reclamación. Luego un largo viaje con muchísimo tráfico, por
carreteras sin acabar, cruzando esta
ciudad caótica para llegar a nuestro hotel cerca de las pirámides de Giza.
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